29/7/09


Es que ya no puedo más. Hasta ella llega más lejos que yo, y eso que se le menosprecia demasiado....

Nervaduras, transparencias, tres metros abajo y dos centímetros arriba. Una caída frenética, señores. Y nadie te detiene, porque piensan que es cierto lo que les has dicho sobre saber hacerte cargo de ti mismo. Y es que sí sabes pero aveces la gravedad no está en tus manos. ¿A veces? No, más bien nunca. La gravedad no está en tus manos, todavía, porque no tienes una cámara para controlarla, porque apenas y te puedes controlar a ti, apenas puedes cerrar los ojos y pedirle a tus pestañas que no dejen ni salir ni entrar nada de nada.
A veces te conviertes en una esfera de cristal. No por hermosa, si no por frágil. Por rompible. O mejor, te conviertes en una nota: vienes y te vas. Y te recuerdan, pero más por lo que les causaste que por lo que eres. Porque les has causado mal, los has hecho vomitar, te has cortado la yugular frente a ellos y les has manchado las ropas de sangre. Porque te has prostituido en sus caras y les ha dado asco. Les has hecho sacar todo otra vez.

-Quiero que me silla tenga un respaldo.
-Ya lo tiene
-No, uno de verdad...Es que m gustaría sentirme más apoyado.

Hay que ponerle más sal a las papas y menos atención a las cebollas que si no, no sale bien. Y hay que montar una bicicleta un día como hoy pero de hace tres años para demostrarle al mundo que lo que es imposible es subjetivo, y que un día de estos bajará una abeja de su panal y te joderá hasta que no te queden cabellos en lo que será tu calva. Hasta que no tengas molares para morder ni incisivos para masticar.

¿Cómo? ¿No tiene sentido?
El que esté libre de pecado...que lance la primera piedra. O el primer jitomate. O la primera bala. Porque en este mundo materialmente artificial, es difícil encontrar piedras y jitomates, y el que los encuentra no los lanza porque será un tacaño. O le pesarán los ojos y no tendrá buena puntería y te caerá en una oreja ¿y qué pasa?

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