2/8/09

Imposibilidad de Ilimitación.

Hoy por la mañana pensaba en cuánto tiempo de mi vida he desperdiciado sin tocar un instrumento. No pensaba en ello más que por un razón: la teoría de que hay una edad límite para aprender.

Sin embargo, hace dos semanas conversaba yo con alguien que me decía que, por muy viejo que uno estuviese, si algo te gusta pondrás empeño por aprenderlo, aunque te cueste más, aunque tengas menos tiempo debido a los quehaceres adquiridos, aunque lo aprendas pero ya no seas como una esponja e incluso aunque ya no te permitan tener la vida suficiente para perfeccionar tu nuevo conocimiento.
Ahora mi pregunta sería algo como: ¿quién nos pone los límites? ¿el tiempo, la edad, el cerebro, la propia música?
No contamos con tiempo incontable. Y la edad se ve determinada por éste. El cerebro cambia con la edad. ¿Y la música? ¿Es acaso ella quien nos impide seguir aprendiéndola? ¿cómo?
¿No será más bien que incapaces de no ponernos límites, de decirnos 'no importa, no tengo este límite, puedo aprender cuando quiera'?
¿O es que el tiempo sí nos establece límites que no podemos sobrepasar?



¿La imaginación por quién se ve delimitada? ¿Quién le dice hasta dónde puede llegar? ¿Por qué, si la imaginación no tiene límites, nosotros, dueños de la imaginación, sí los tenemos? Porque nuestra mente es la barrera con que se encuentra la imaginación, ¿no? aunque pueda llegar más allá de lo que conocemos, si nosotros no la imaginamos, no existe.
Bien, en teoría, el ser ilimitados nos pondría en calidad de dioses y al nivel de poder hacer lo que nuestra buena mente tuviera como plan. Sin embargo no es este tipo de ilimitación al que hago referencia. Es más a una ilimitación, hasta cierto punto, falsa. ¿Por qué no podemos creer que no tenemos límites aunque sí los tenemos? Ya: no nos gusta estarnos engañando.
Pero ¿por qué buscamos límites para lo que podemos hacer? ¿por qué no podemos agregar a nuestra lista de capacidades la de creer que podemos hacer todo cuando, como y donde se nos venga en gana?

¿Por qué, si nuestra imaginación no tiene límites, la música sí los tiene, al menos para nosotros? ¿O es que no los tiene y nosotros se los ponemos? ¿Es que no hay límites para poder poseerla, crearla, disfrutarla, apreciarla, verla crecer, pero es que nos gusta delimitarla como hacemos con lo demás en nuestro entorno?



Pero, por otro lado: tenemos un número finito de notas (¿o es más bien que nuestros capaces oídos no quieren reconocer más?) Y en todo caso, ¿cuántas posibilidades distintas existen de combinar ese número finito? ¿también tienen esas combinación un límite, un punto en el que los factores se vuelven a combinar creando otra vez lo mismo? ¿lo mismo...regresa eternamente porque existen finitos elementos para crearle? Porque los números son creados con 9 elementos nada más, y sin embargo son infinitos ¿no?

Entonces: ¿Nietzsche tenía o no razón al afirmar el eterno retorno de lo mismo (o de lo diferente)?